La dieta mediterránea representa más que una simple pauta nutricional, además, es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, ejercicio físico y un clima con múltiples beneficios para la salud. El seguimiento de la dieta mediterránea, además de ayudar a controlar el peso e incrementar la sensación de bienestar físico, mejora el funcionamiento de diversos órganos, como el riñón y el corazón.
¿Qué es la dieta mediterránea?
Se basa en el consumo cotidiano de agua, vegetales, frutas, granos enteros, semillas, frutos secos, aceitunas, aceite de oliva, vino tinto, queso de cabra y miel.
Otro elemento importante de la dieta mediterránea consiste en compartir las comidas con la familia y amigos, disfrutar de una copa de vino tinto y estar físicamente activo.
A base de plantas, no de carne
La base de la dieta mediterránea son las verduras, frutas, hierbas, nueces, porotos y granos enteros. Las comidas se preparan en torno a estos alimentos de origen vegetal. Las cantidades moderadas de lácteos, aves y huevos son también fundamentales en la dieta mediterránea, al igual que los mariscos. Por el contrario, la carne roja solo se come ocasionalmente.
Grasas saludables
Las grasas saludables son un pilar de la dieta mediterránea. Se ingieren en lugar de las grasas menos saludables, como las grasas saturadas y trans, las cuales contribuyen a las enfermedades cardíacas.
El aceite de oliva es la principal fuente de grasa agregada en la dieta mediterránea. El aceite de oliva aporta grasas monoinsaturadas, que han demostrado reducir el colesterol total y los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol “malo”). Los frutos secos y las semillas también contienen grasa monoinsaturada.
El pescado también es importante en la dieta mediterránea. Los pescados grasos, como el salmón, sardinas, jurel, son ricos en ácidos grasos omega-3, un tipo de grasa poliinsaturada que puede reducir la inflamación del cuerpo. Los ácidos grasos omega-3 también ayudan a disminuir los triglicéridos, reducir los coágulos sanguíneos y bajar el riesgo de accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.
¿Qué hay del vino?
La dieta mediterránea permite el vino tinto con moderación. Aunque el alcohol se ha asociado con un menor riesgo de enfermedad cardíaca en algunos estudios, de ninguna manera está libre de riesgo. Se sugiere consumir una copa de vino tinto después de las comidas.
Comer al estilo mediterráneo
¿Te interesa probar la dieta mediterránea? Estos consejos te ayudarán a empezar:
- Come más frutas y vegetales.Intente consumir de 7 a 10 porciones diarias de frutas y verduras (espinacas, acelgas, pimentón, berenjenas, puerros, cebollines, zapallo italiano, aceitunas, betarragas, tomates, berros, brócolis, coliflor, alcaparras, calabazas, zapallo y frutas de estación.)
- Opta por los granos enteros.Cambia a pan, cereales y pastas integrales. Prueba otros granos enteros, como el maíz, el centeno, la avena, el arroz y la cebada.
- Consume grasas saludables.Prueba el aceite de oliva como sustituto de la mantequilla cuando cocines. En lugar de poner mantequilla o margarina en el pan, trata de mojarlo en aceite de oliva extra virgen.
- Come más mariscos.Come pescado dos veces por semana. El atún enlatado al agua, el salmón, la trucha, la caballa y el jurel son opciones saludables. Evita el pescado frito.
- Reduce las carnes rojas.Sustituye la carne por pescado, aves de corral o legumbres. Si comes carne, asegúrate de que sea magra y de que las porciones sean pequeñas.
- Disfruta un poco de lácteos.Come yogurt griego o natural bajo en grasa y pequeñas cantidades de una variedad de quesos.
- Toma agua durante el día. Debe garantizarse el aporte diario de entre 1,5 y 2 litros de agua para una correcta hidratación y mantener así un buen equilibrio corporal. Si bien, las necesidades varían según la edad, el nivel de actividad física y las condiciones climáticas.
- Opta por un poco de sabor, reduce la sal.Las hierbas y especias aumentan el sabor y disminuyen la necesidad de sal. (consumir solo sal de mar, no procesada).
- Opta por productos frescos y ecológicos. Los alimentos no procesados, frescos y de temporada son los más adecuados. Sobre todo, en el caso de las frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de aportación de nutrientes como por su aroma y sabor. En la producción de alimentos ecológicos no se emplean sustancias químicas y no se utilizan organismos modificados genéticamente. Esto garantiza que los alimentos conserven sus propiedades nutritivas y de mayor calidad posible.